Homer Simpson realiza las típicas funciones patriarcales de cabeza de familia en las telecomedias: es quien lleva dinero al hogar y descuida los quehaceres domésticos por el ocio. Representa el estereotipo del estadounidense medio que se limita a ir al bar con sus amigos, beber cerveza, ver la televisión y asistir a algún partido de béisbol, así como diversos estereotipos peyorativos de la clase obrera: es grosero, incompetente, torpe, vago, desaliñado e irreflexivo
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